
Tres cualidades de la santidad
--por Anthony De Mello
La verdadera felicidad no tiene causa. Eres feliz sin razón alguna. Y la verdadera felicidad no puede ser experimentada. No está dentro del ámbito de la conciencia. Así pasa con la santidad también.
La santidad es la sencillez. En el momento en que eres consciente de tu santidad, se vuelve amarga y se convierte en arrogancia. Una buena acción nunca es tan buena como cuando no tienes conciencia de que es buena: estás tan enamorado de la acción que no eres consciente de tu bondad y virtud. Tu mano izquierda no tiene ni idea de que tu mano derecha está haciendo algo bueno o meritorio. Simplemente lo haces porque parece lo natural, lo espontáneo. Si se trata de una virtud real, la sentirías como algo tan natural que no se te ocurriría pensar en ella como una virtud.
En segundo lugar, la santidad no implica esfuerzo.
El esfuerzo puede cambiar el comportamiento, no puede cambiarte a ti. Piensa en esto: el esfuerzo puede poner comida en tu boca, no puede producir apetito; puede mantenerte en la cama, no puede producir sueño; puede hacerte revelar un secreto a otro, pero no puede generar confianza; puede obligarte a hacer un cumplido, pero no puede producir admiración genuina.
Amor, libertad y felicidad no son cosas que puedas cultivar y producir. Ni siquiera puedes saber lo que son. Todo lo que puedes hacer es observar sus opuestos y, a través de tu observación, hacer que estos opuestos mueran. Comprende tu orgullo y caerá, lo que dará humildad como resultado. Comprende tu infelicidad y desaparecerá; lo que generará un estado de felicidad. Comprende tus miedos y se derretirán, el estado resultante es el amor. Comprende tus apegos y desaparecerán, la consecuencia es la libertad.
En tercer lugar, la santidad no puede ser deseada.
Si deseas la felicidad estarás ansioso en caso de que no la alcances. Estarás constantemente en un estado de insatisfacción; y la insatisfacción y la ansiedad matan la misma felicidad que te propusiste ganar. Cuando deseas la santidad para ti, alimentas la misma codicia y ambición que te hacen tan egoísta, van@ e impí@.
Hay dos fuentes de cambio dentro de ti. Una es la astucia de tu ego que te empuja a hacer esfuerzos para convertirte en algo distinto de lo que se supone que debes ser, para que puedas darse un impulso, para que pueda glorificarse a sí mismo. La otra es la sabiduría de la Naturaleza. Gracias a esta sabiduría te das cuenta, lo entiendes. Eso es todo lo que haces, dejar el cambio: el tipo, la manera, la velocidad, el momento del cambio, a la Realidad y a la Naturaleza. Los cambios que siguen no son el resultado de sus proyectos y esfuerzos, sino el producto de la Naturaleza que desdeña tus planes y tu voluntad, no dejando espacio para ningún sentido de mérito o logro, ni siquiera ninguna conciencia por parte de tu mano izquierda de lo que la Realidad está haciendo utilizando tu derecha.
Preguntas semilla para la reflexión: ¿Cómo te relacionas con la noción de que la santidad o la virtud es falta de conciencia? ¿Puedes compartir una experiencia de un tiempo en el que observaste lo opuesto a una virtud en ti? ¿Qué te ayuda a superar la astucia de tu ego e ir hacia la sabiduría de la naturaleza?
Anthony De Mello era un sacerdote jesuita. Extracto de 'El Camino al Amor'.
On Sep 17, 2019 Quacinda wrote :
When we are born born we are born perfect, but as we grow up we learn the culture we are born into; culture is riddled with lies that we live by. But the newborn does not have the words or understanding or culture until it is taught to him/her.
The lies which we live live by make all us unholy. My understanding is then that we have the power of choice. We can choose to live with a positive outlook or a negative one. We can chose to be happy or sad, we can choose to be holy or unholy.
I also understand that we cannot live by creeds, by any religion, or even anything taught to us; what we can discover with words is an idea(s) we can 'play' with as we organize and create our life.
Post Your Reply