Make Your Life Into a Giving

Author
Jaggi Vasudeva
897 words, 20K views, 15 comments

Image of the WeekHAZ DE TU VIDA UNA OFRENDA

Haz de tu vida una ofrenda. Cuando digo ofrenda, no me estoy refiriendo al acto de dar. Dar en sí es algo engañoso, ya que bien mirado ¿qué puedes dar? Todo aquello que poseemos, incluido este cuerpo, lo hemos tomado de este planeta. Lo que nosotros podemos dar es una parte insignificante de todo lo que hemos tomado. El gesto de dar puede desencadenar bastante confusión y hasta volverse una mala idea, pero si tu manera de ir por la vida es mostrando generosidad y tus actos simplemente son un reflejo de ello, cuando abres tu corazón para dar algo, las bendiciones invariablemente vienen a ti. Eso siempre es así.

Cuando era muy pequeño, tuve la suerte y el privilegio de ser testigo de una manera particular de ofrenda. Se trataba de mi abuela, quien vivió hasta los 113 años. Por la mañana, cuando le ponían el desayuno, al menos dos tercios de lo que le daban siempre lo dejaba para las hormigas, los pájaros y las ardillas, especialmente para las hormigas. La gente solía decir: “Esta pobre anciana está tirando por ahí toda su comida y va a morir de inanición.” Pero todos se murieron antes que ella. Observé en muchas ocasiones cómo se dejaba un trocito del desayuno en el plato. Simplemente se quedaba allí mirando cómo se lo comían las hormigas. Podía ver las lágrimas cayendo por sus mejillas. Y cuando alguien le preguntaba “¿pero es que no va a comer?” ella respondía “no tengo más hambre, estoy llena.” No fue hasta muchos años después que entendí su modo de interactuar con el mundo. Si las hormigas se alimentaban, eso le servía a ella de alimento. Una mente racional jamás entendería que esto es así, pero para ella ese modo de nutrirse fue lo que le procuró tan extraordinaria longevidad.

Cada uno de nosotros también puede convertir cada cosa que hagamos, cada aliento, en parte de una ofrenda – viendo cómo, sin importar aquello que sea que hagamos, podemos aportar a lo que nos rodea. En solo 24 horas nos sentiremos tan abundantes que el hecho de vivir la vida y experimentar su belleza hará que nuestro rostro se ilumine, pues solo así funciona la vida. Toda ella es una ofrenda y un intercambio. Siempre que damos algo, estamos recibiendo también. Generalmente más de lo que damos. Pero por favor, no te pares a pensar en lo que recibes, solo continúa aportando, pues no hará falta que tomes nada; te llegará sin que intervengas.

Una vez hubo un hombre que taló cien acres de bosque para convertirlos en tierra de cultivo. Ayudado por sus dos hijos, se hicieron ricos. Cuando el hombre estaba a punto de morir, los llamó a su lado y les ordenó que nunca dividieran la tierra, pero que repartieran las cosechas al cincuenta por ciento entre los dos.

Y así hicieron. Acataron los deseos del padre. Uno de los hermanos se casó y tuvo cinco hijos, y el otro nunca se casó. Fueron pasando los años y cada hermano se iba quedando con su cincuenta por ciento. Un día, al que tenía esposa y cinco hijos le dio por pensar: “Me estoy quedando con la mitad de la cosecha; mi hermano también está recibiendo la mitad, pero yo tengo esposa y cinco hijos, mientras que mi hermano no tiene a nadie. ¿Quién cuidará de él cuando se haga viejo? Debería recibir un poco más que yo, porque yo cuento con la riqueza que supone tener descendencia. Pero él es demasiado orgulloso y no permitirá que le dé nada.” Así que arropado por la oscuridad de la noche, tomó un saco de grano y con sigilo entró en el almacén de su hermano, lo depositó allí y regresó a su casa. Cada vez que podía, así hacía.

El mismo pensamiento le pasó por la cabeza a su hermano. Pensó: “Yo estoy solo, y mi hermano tiene cinco hijos a los que alimentar; sin embargo yo me estoy llevando el cincuenta por ciento. Pero si le doy más, no lo aceptará.” Así que por la noche empezó a hacer exactamente lo mismo. Así siguieron haciendo durante muchos años sin que ninguno de ellos se percatara de nada. Una noche, cuando cada uno de ellos se disponía a llevar en secreto un saco de grano al almacén del otro hermano, de repente se encontraron frente a frente. Entonces se dieron cuenta de qué estaba pasando.

--Jaggi Vasudeva


Add Your Reflection

15 Past Reflections