Loving Your Enemy


Image of the WeekAmar a tu enemog@
por el hermano David Steindl-Rast

Amar a nuestros enemig@s no significa que de repente nos volvamos sus amig@s. Si son nuestr@s enemig@s a los que debemos amar, deben permanecer siendo enemig@s. Si no tienes enemig@s, no puedes amarl@s. Y si no tienes enemig@s, me pregunto si tienes amig@s. En el momento en que elijes a tus amig@s, sus enemig@s se convierten en tus propi@s enemig@s. Al tener principios, nos hacemos enemig@s de los que se oponen a estos principios. Pero asegurémonos de estar de acuerdo en lo que queremos decir con términos como amig@, enemig@, odio o amor.

La intimidad mutua que compartimos con nuestr@s mejores amig@s es uno de los más grandes regalos de la vida, pero no siempre se manifiesta cuando llamamos a alguien amig@. La amistad no necesita ni siquiera ser mutua. ¿Qué tal organizaciones como Amig@s de Nuestra Biblioteca Local? o ¿Amig@s de elefantes y de otras especies en peligro de extinción? La amistad permite muchos grados de cercanía y toma muchas formas diferentes. Lo que implica siempre es el apoyo activo de aquell@s a quienes hicimos nuestr@s amig@s y el compromiso para ayudarles a alcanzar sus metas.

Con l@s enemig@s es exactamente lo contrario. Después de todo, la misma palabra "enemigo" proviene del latín "inimicus", que significa simplemente "no un amigo". Por supuesto que no todo el que no es un amigo es por lo tanto un enemigo. Los enemigos son oponentes, no son oponentes en un juego (como en los deportes o juegos), sino que están en oposición mutua con nosotr@s en asuntos de profunda interés. Sus metas se oponen a nuestras aspiraciones más elevadas. Por lo tanto, por convicción debemos tratar activamente de impedirles alcanzar sus metas. Podemos hacerlo amorosamente, o no, y así nos encontramos frente frente a la posibilidad de amar a nuestr@s enemig@s.

El amor en cada una de sus formas es un "sí" vivido para pertenecer. Lo llamo un "si vivido", porque la mera manera en que las personas amorosas viven y actúan dice fuerte y claramente: "Si, te afirmo y te respeto y te deseo lo mejor. Como miembr@s de la familia cósmica pertenecemos junt@s y esta pertenencia es mucho más profunda que cualquier cosa que pueda dividirnos." De un modo alrevezado, el "Si" a la pertenencia está incluso presente en el odio. Mientras que el amor dice este si con gozo y con cariño, el odio lo dice a regañadientes con animosidad, con irritación. Aún así, incluso quien odia reconoce esta pertenencia mutua. ¿No han habido momentos en tu vida en los que no pudiste dicernir si amabas o odiabas a alguien cercano a tu corazón? Esto demuestra que el odio no es lo contrario del amor. Lo contrario del amor (y del odio) es la indiferencia.

Amar a nuestros enemigos es un ideal para los seres humanos de cualquier tradición espiritual. Mahatma Gandhi lo practicó no menos inspiradoramente que San Francisco de Asís. Pero recuerda el dicho de Jesús: "Ya oiste lo que se dijo: "Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo". Pero yo te digo: "Ama a tus enemigos y ora por los que te persiguen." Mt 3, 43f). Y esto, a su vez, recuerda lo que dijo G. K. Chesterton: "El ideal cristiano no ha sido probado y encontrado queriendo. Se ha encontrado difícilmente; y dejado sin probar. " Difícil, sí, pero eminentemente vale la pena intentarlo, especialmente en un mundo desgarrado por la enemistad.

Preguntas semilla: ¿Qué significa para tí amar a tu enemig@? ¿Puedes compartir una experiencia en la que te hayas vivido el ideal de amar a tus enemigos y de orar por aquell@s que te persiguen? ¿Qué te ayuda a practicar este ideal al mismo tiempo que enfrentas un choque de ideologías?
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by Brother David Steindl-Rast from this article.


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